Miradas

domingo, 5 de junio de 2011

Carta a un difunto...

Queridísimo recuerdo:

Bueno… Ciertamente, no sé cómo empezar estas líneas, mi mente siempre se muestra indispuesta a colaborar al principio, y más por temas como estos…
¿Cuál es el fin de que te escriba esto? Sinceramente no lo sé, quizá sea por intentar sentirme un poco mejor conmigo ya que al escribir, saco de mí todos mis pensamientos y me siento más libre, y también velar un poco tu memoria.

Quería decirte que me perdonaras estas últimas semanas, en las que casi no te acompañé, pero no me sentía con la suficiente fuerza como para verte postrado en esa cama, lleno de cables y con la piel pálida… Pero no podría estar evitando el día, escapando de hacerte tal visita y ese día llegó. Nada más verte, sentí un vacío en mi corazón, un vacío opresor, tal y como yo pensaba, no lo iba a poder soportar, y poco después me senté en esa silla, agaché la cabeza y empezé a llorar. Se acercaron a mí, me consolaron y me dijeron "no llores, porque puede oírte" y aunque me costó, me callé.


Mis ojos se humedecen al recordar ese día… Perdóname, sé que no habrías querido verme llorar, pero ya me conoces y sabes que todo eso fue más fuerte que yo… Al fin y al cabo, todavía soy muy joven, ¿qué esperabas? 

Discúlpame por no poder callarme, y aún así, tener que hacerlo para no mostrar mi debilidad. Tengo que servir de apoyo en este momento.
Hay demasiados corazones sin consuelo, rotos, heridos, abandonados… Llorando…

Ese momento fue duro y frío, sentimos que te ibas y te perdíamos.

Entiéndeme, por todas las lágrimas derramadas, fueron muchas y duelen pero, ¿son suficientes? Seguramente, hubo, hay, y habrá más.

Buitres negros, discúlpame, pero los veo, han llegado y nunca, jamás se irán.

Los corazones lloran cuando sienten que te han perdido… Demasiados corazones con una profunda y joven herida que, quizá, poco a poco y día a día, tengan valor de empezar a cerrar la herida.

Es demasiado frío este momento…

Tengo que consuelo de que por lo menos no estás solo, pues aunque te fuiste solo, nos llevaste contigo, igual que nosotros nos quedamos con algo de ti.

Sé que estoy contigo. Sé que estás conmigo.

                                                                                                                             Te quiero, Nerea.

4 comentarios:

  1. ¿Dije que no lloraran? Hay que ser fuerte para no hacerlo.

    ResponderEliminar
  2. Llorar es bueno siempre y cuando te libere. De todas formas, los textos así que de alguna forma son como para ti mismo como para los demás, son los que que ayudan a reflexionar a ambas partes.
    Precioso!
    Besos.

    ResponderEliminar
  3. Esta carta está basada en un acontecimiento real, supongo que al leerlo se adivina de qué va el tema. Al ser tan reciente tal suceso, el sentimiento es más fuerte.

    ResponderEliminar